Seguramente la mayoría
hemos tenido momentos donde las cosas parecen coincidir mágicamente, donde
sucesos que no podríamos haber previsto parecen guiarnos y aportar algún tipo
de dato a nuestro camino. Es en ese momento cuando, quizá jugando, decimos que el universo conspira
para que los hechos y las personas necesarias se encuentren. Algunos de estos hechos son muy importantes y
significativos en la reorientación de nuestra vida y otros son casi
imperceptibles, como pequeñas bromas que nos plantea el destino. Pero lo cierto
es que sean grandes o pequeños no dejan de sorprendernos o aunque más no sea
arrancarnos una sonrisa al percibirlos.
La
sincronicidad explica una forma de conexión entre fenómenos o situaciones de la
realidad que se enlazan de manera aparentemente casual, es decir, que no
presentan un vínculo lineal o causal.
La Palabra Sincronicidad, al igual que síntesis y símbolo, comparten el prefijo “sin” "sim" que significa reunir. En este caso estamos hablando del mismo prefijo pero unido a la
partícula “crono” como significado de tiempo. Por lo cual podemos decir que la
Sincronicidad es unir dos acontecimientos, que aparentemente se encuentran
separados, en un mismo tiempo. Pero, es importante destacar, que estos hechos
son vinculados o relacionados por su significado.
La causalidad si bien es una ley natural, constituye una aproximación de la realidad respecto a cómo los hechos se desarrollan uno a partir de otro (causa-efecto). A partir de esta percepción del mundo es que los occidentales nos caracterizamos por tener un pensamiento lineal.
El concepto de sincronicidad, en cambio admite que la coincidencia de los eventos en el espacio y el tiempo, posee un significado que trasciende de una simple probabilidad.
La
sincronicidad intenta explicar una forma de conexión entre fenómenos o
situaciones de la realidad que se enlazan de manera aparentemente casual; es
decir, coincidencias que no presentan un vínculo lineal.
La Sincronicidad establece a través de su significado la correspondencia de un fenómeno subjetivo (interno) con un fenómeno
objetivo (Externo) los cuales se manifiestan simultáneamente.
Desde
este punto de vista es que Jung, planteó la utilización del I Ching como método
para la exploración del inconsciente.
En una consulta al I Ching lo que hacemos es provocar ese hecho sincrónico. Y nuestro inconsciente, nuestro ser superior o nuestra supraconsciencia nos responde a través del libro.
Para
Jung estos episodios se producen cada vez que el “Si Mismo”, nuestro “Noble” logra atravesar la barrera establecida por nuestra personalidad
superficial. Entonces de una manera fugaz y completamente ajena a nuestra
voluntad, se nos revela un orden desconocido, lleno de significación. Pensamos
en alguien y llama, o nos lo encontramos caminando por la calle. Tenemos una
duda y llega a nuestras manos el libro o el artículo que la responde. El tema
es que por lo general intentamos darle un significado trascendental a este
fenómeno cuando en realidad lo que está diciendo, es que estamos conectados con
nuestro centro, atentos y en el presente. Es
como sintonizar una radio.
Lo
que Jung llama sincronicidad está sucediendo todo el tiempo, nos demos cuenta
de ello o no y se manifiesta tanto desde lo personal como colectivamente.
La sincronicidad ocurre porque simplemente formamos parte de un campo unificado. Cuando nombro lo colectivo me refiero a que hay una tendencia a que las cosas sucedan juntas. La historia demuestra que es así como surgen teorías, descubrimientos y mitologías simultáneamente en distintos puntos del globo sin una aparente conexión entre sí. Y uno se pregunta ¿Cómo puede ser? Simplemente porque era el tiempo para que eso emergiera. Es el espíritu que impera en ese tiempo y se manifiesta en distintos lugares y de distintas maneras.
La sincronicidad ocurre porque simplemente formamos parte de un campo unificado. Cuando nombro lo colectivo me refiero a que hay una tendencia a que las cosas sucedan juntas. La historia demuestra que es así como surgen teorías, descubrimientos y mitologías simultáneamente en distintos puntos del globo sin una aparente conexión entre sí. Y uno se pregunta ¿Cómo puede ser? Simplemente porque era el tiempo para que eso emergiera. Es el espíritu que impera en ese tiempo y se manifiesta en distintos lugares y de distintas maneras.
El
Físico Nassim Haramein plantea el concepto de sincronicidad partiendo desde la
dinámica del vacío.
Tomando
al vacío como el elemento que conecta todo lo que existe. Este, mal llamado
vacío, que por cierto en muy denso y contiene unas gran cantidad de energía en
disponibilidad. Es el 9,999% de todo lo que existe en el universo como
contraparte del 0,001% constituido por la materia.
El vacío se encuentra
presente en la misma proporción tanto en el átomo como en el espacio. Desde lo
más pequeño que existe a lo más grande. Explica Haramein. Este vacío, cargado de energía en disponibilidad, es lo que conecta lo más pequeño
que se encuentra en nuestro interior a lo más grande, el universo mismo.
Comprender
que el vacío no está vacío y que el espacio tiene toda esta energía e
información en él, abre la puerta a cosas que todavía nos cuesta
comprender.
Desde esta comprensión es que Nassim Haramein explica el fenómeno de sincronicidad con una mirada científica.
“Pienso que la sincronicidad es la evidencia de este sistema de autoregulación (…). Se trata del espacio entre tu y yo. El espacio dentro del átomo que no está vacío, está lleno de toda la información que es radiada a su interior y se nos retroalimenta como nuestra experiencia de la realidad”
“Cuanto más claramente nos concentremos y enfoquemos nuestra intención en alimentar el vacío con información, más fácil se lo ponemos para que nos alimente con la experiencia que se aproxima a lo que queremos. Entonces aumenta el nivel de sincronicidad porque cada vez le resulta más sencillo al universo concedernos nuestros deseos más genuinos en equilibrio con los de los demás”
Siempre hay un equilibrio entre nuestra interpretación respecto a lo que deseamos y aquello que el universo nos va a proveer.
En general decimos que cada uno crea su realidad. La parte que nos falta es
que esa información regresa a nosotros y de alguna manera la realidad nos está creando también.
Ese vacío está definiendo nuestra existencia.
Porque si todos creamos nuestra realidad independientemente nunca nos
encontraríamos, y cada uno de nosotros estaríamos solos en nuestro pequeño universo y eso
no es lo que pasa (aveces pareciera que si, pero ese es tema de otro artículo).
A partir de ahí nos
damos cuenta que si las cosas no salen como las imaginamos
es: ademas de nuestra propia contradicción, porque integramos un campo morfogenético y estamos interactuando con todo lo
que pasa en él.
Entonces, estamos enviando información al vacío y el vacío, al conectarnos a todos, nos regresa la experiencia acorde a todo lo demás.
Entonces, estamos enviando información al vacío y el vacío, al conectarnos a todos, nos regresa la experiencia acorde a todo lo demás.
Entonces hay una realidad que todos compartimos, y esa es una realidad consensuada.
Para que una
realidad cambie, un número determinados de personas que integran esa realidad
tienen que consensuar en algo.
Así,
ese fenómeno adquiere una dinámica propia que le permite sostenerse y crecer. Esto se enlaza con el principio de masa crítica.
Volviendo a la Sincronicidad. Cuando un individuo se vuelve más consciente de si mismo, de su vinculo con los demás y a través de prácticas de contemplación y meditación se vuelve más consciente de su relación con ese vacío, con ese campo de sustancia vital en disponibilidad, la sincronicidad aumenta.
Todos
los maestros que pasaron por la tierra, nos han invitado a tomarnos el tiempo
para ir a nuestro centro, hacia nuestro interior. Ahora, además, hay una física que nos lo explica.