lunes, 4 de septiembre de 2017

I Ching y Sincronicidad


Seguramente la mayoría hemos tenido momentos donde las cosas parecen coincidir mágicamente, donde sucesos que no podríamos haber previsto parecen guiarnos y aportar algún tipo de dato a nuestro camino. Es en ese momento cuando, quizá  jugando, decimos que el universo conspira para que los hechos y las personas necesarias se encuentren. Algunos de estos hechos son muy importantes y significativos en la reorientación de nuestra vida y otros son casi imperceptibles, como pequeñas bromas que nos plantea el destino. Pero lo cierto es que sean grandes o pequeños no dejan de sorprendernos o aunque más no sea arrancarnos una sonrisa al percibirlos.

La sincronicidad explica una forma de conexión entre fenómenos o situaciones de la realidad que se enlazan de manera aparentemente casual, es decir, que no presentan un vínculo lineal o causal.
La Palabra Sincronicidad, al igual que síntesis y símbolo, comparten el prefijo “sin” "sim" que significa reunir. En este caso estamos hablando del mismo prefijo pero unido a la partícula “crono” como significado de tiempo. Por lo cual podemos decir que la Sincronicidad es unir dos acontecimientos, que aparentemente se encuentran separados, en un mismo tiempo. Pero, es importante destacar, que estos hechos son vinculados o relacionados por su significado.


La causalidad si bien es una ley natural, constituye una aproximación de la realidad respecto a cómo los hechos se desarrollan uno a partir de otro (causa-efecto). A partir de esta percepción del mundo es que los occidentales nos caracterizamos por tener un pensamiento lineal. 
El concepto de sincronicidad, en cambio admite que la coincidencia de los eventos en el espacio y el tiempo, posee un significado que trasciende de una simple probabilidad.


 La sincronicidad intenta explicar una forma de conexión entre fenómenos o situaciones de la realidad que se enlazan de manera aparentemente casual; es decir, coincidencias que no presentan un vínculo lineal.

La Sincronicidad establece a través de su significado la correspondencia de un fenómeno subjetivo (interno) con un fenómeno objetivo (Externo) los cuales se manifiestan simultáneamente.



Desde este punto de vista es que Jung, planteó la utilización del I Ching como método para la exploración del inconsciente. 

Basándonos en lo que Jung denominaba el conocimiento absoluto del inconsciente. Podemos decir que el inconsciente “sabe”, conoce el pasado y un posible futuro. 
En una consulta al I Ching lo que hacemos es provocar ese hecho sincrónico. Y nuestro inconsciente, nuestro ser superior o nuestra supraconsciencia nos responde a través del libro.

Para Jung estos episodios se producen cada vez que el “Si Mismo”, nuestro “Noble” logra atravesar la barrera establecida por nuestra personalidad superficial. Entonces de una manera fugaz y completamente ajena a nuestra voluntad, se nos revela un orden desconocido, lleno de significación. Pensamos en alguien y llama, o nos lo encontramos caminando por la calle. Tenemos una duda y llega a nuestras manos el libro o el artículo que la responde. El tema es que por lo general intentamos darle un significado trascendental a este fenómeno cuando en realidad lo que está diciendo, es que estamos conectados con nuestro centro, atentos y en el presente. Es como sintonizar una radio. 

Lo que Jung llama sincronicidad está sucediendo todo el tiempo, nos demos cuenta de ello o no y se manifiesta tanto desde lo personal como colectivamente. 
La sincronicidad ocurre porque simplemente formamos parte de un campo unificado. Cuando nombro lo colectivo me refiero a que hay una tendencia a que las cosas sucedan juntas. La historia demuestra que es así como surgen teorías, descubrimientos y mitologías simultáneamente en distintos puntos del globo sin una aparente conexión entre sí. Y uno se pregunta ¿Cómo puede ser? Simplemente porque era el tiempo para que eso emergiera. Es el espíritu que impera en ese tiempo y se manifiesta en distintos lugares y de distintas maneras.

Recién decíamos que nuestra mirada lineal del tiempo hace que vivamos inmersos en la ley de causa y efecto. La ciencia cada vez que intenta encontrar la famosa “Partícula Elemental” de la materia que nos explique cómo se creó todo lo que existe,  se encuentra con el vacío. Este vacío, que podemos plantearlo como la base del pensamiento oriental, expresado como vacuidad; refleja claramente el principio de manifestación de lo cual surgen el Yin y el Yang, lo Creativo y lo Receptivo. Y, como dice el I Ching, a partir de ahí, los diez mil seres, o sea todo lo que existe. 


El Físico Nassim Haramein plantea el concepto de sincronicidad partiendo desde la dinámica del vacío.
Tomando al vacío como el elemento que conecta todo lo que existe. Este, mal llamado vacío, que por cierto en muy denso y contiene unas gran cantidad de energía en disponibilidad. Es el 9,999% de todo lo que existe en el universo como contraparte del 0,001% constituido por la materia. 
El vacío se encuentra presente en la misma proporción tanto en el átomo como en el espacio. Desde lo más pequeño que existe a lo más grande. Explica Haramein. Este vacío, cargado de energía en disponibilidad, es lo que conecta lo más pequeño que se encuentra en nuestro interior a lo más grande, el universo mismo.

Comprender que el vacío no está vacío y que el espacio tiene toda esta energía e información en él, abre la puerta a cosas que todavía nos cuesta comprender. 

Desde esta comprensión es que Nassim Haramein explica el fenómeno de sincronicidad con una mirada científica. 

“Pienso que la sincronicidad es la evidencia de este sistema de autoregulación (…). Se trata del espacio entre tu y yo. El espacio dentro del átomo que no está vacío, está lleno de toda la información que es radiada a su interior y se nos retroalimenta como nuestra experiencia de la realidad”
“Cuanto más claramente nos concentremos y enfoquemos nuestra intención en alimentar el vacío con información, más fácil se lo ponemos para que nos alimente con la experiencia que se aproxima a lo que queremos. Entonces aumenta el nivel de sincronicidad porque cada vez le resulta más sencillo al universo concedernos nuestros deseos más genuinos en equilibrio con los de los demás”
Siempre hay un equilibrio entre nuestra interpretación respecto a lo que deseamos y aquello que el universo nos va a proveer. 
En general decimos que cada uno crea su realidad. La parte que nos falta es que esa información regresa a nosotros y de alguna manera la realidad nos está creando también. 
Ese vacío está definiendo nuestra existencia. Porque si todos creamos nuestra realidad independientemente nunca nos encontraríamos, y cada uno de nosotros estaríamos solos en nuestro pequeño universo y eso no es lo que pasa (aveces pareciera que si, pero ese es tema de otro artículo). 

A partir de ahí nos damos cuenta que si las cosas no salen como las imaginamos es: ademas de nuestra propia contradicción, porque integramos un campo morfogenético y estamos interactuando con todo lo que pasa en él. 
Entonces, estamos enviando información al vacío y el vacío, al conectarnos a todos,  nos regresa la experiencia acorde a todo lo demás.
Entonces hay una realidad que todos compartimos, y esa es una realidad consensuada. 
Para que una realidad cambie, un número determinados de personas que integran esa realidad tienen que consensuar en algo.  Así, ese fenómeno adquiere una dinámica propia que le permite sostenerse y crecer.Esto se enlaza con el principio de masa crítica. 


Volviendo a la Sincronicidad. Cuando un individuo se vuelve más consciente de si mismo, de su vinculo con los demás y a través de prácticas de contemplación y meditación se vuelve más consciente de su relación con ese vacío, con ese campo de sustancia vital en disponibilidad, la sincronicidad aumenta.
Todos los maestros que pasaron por la tierra, nos han invitado a tomarnos el tiempo para ir a nuestro centro, hacia nuestro interior. Ahora, además,  hay una física que nos lo explica.