Este antiguo símbolo, el de las dos serpientes
entrelazadas del caduceo, entre otras acepciones, representa el equilibrio entre fuerzas Polares, el eterno movimiento cósmico, lLa
serpiente oscura y la luminosa, el Yin y
Yang como principio de polaridad.

El Caduceo es un símbolo cósmico, astronómico, espiritual y filosófico. Es símbolo del movimiento continuo, del reequilibrio constante entre la vida y las corrientes vitales.

Desde el punto de vista esotérico, la vara del caduceo corresponde al eje del mundo y sus serpientes aluden a la fuerza Kundalini, que, según las enseñanzas, permanece dormida y enroscada sobre sí misma en la base de la columna vertebral -símbolo de la facultad evolutiva de la energía pura-. (Diccionario de Símbolos, de Juan Eduardo Cirlot.)

A Esta pareja se le atribuye el origen de la raza humana. En esta representación vemos a Nüwa con un compas en su mano y a Fuxi con una escuadra. Esto los muestra como arquitectos de la creación unidos por un unico brazo . La escuadra debería estar en la mano de Nüwa, ya que con ella se realizan cuadros (representativos de la tierra y lo femenino) mientras que el compaz (destinado a trazar círculos - símbolo del cielo- ) debería estar en la mano de Fuxi. Sin embargo están invertidos o cruzados, con lo cual hace referencia no solo al hecho de que trabajan juntos, sino también al principio del polaridad presente en el símbolo del Yin yang o taijitú donde, en el centro de uno se encuentra el germen o semilla del otro como principio del cambio.
Ellos se encuentran ubicados como el principio central del universo, entrelazados, unidos en un constante movimiento representado por lo creativo y lo receptivo.
Si observamos la imagen. Tienen al sol en lo alto y la luna a sus
pies, rodeados de las constelaciones que ellos mismos crean en su incesante
danza de unión.
El principio de dualidad siempre ha estado presente en las antiguas tradiciones.
En algunas de ellas de forma más clara y en otras no tanto. Solo es cuestión de indagar
un poco.
Por ejemplo.

A mi entender La Virgen representa la unión de estos dos principios. Veamos la imagen. Por un lado tenemos el principio masculino activo, el
sol, como energía vital, la claridad, la luz, lo yang. Por otro lado , el principio femenino
receptivo, oscuro, yin, la luna -vinculada directamente a la
fertilidad ya que esta es iluminada, preñada por el sol-.
Las doce estrellas que la coronan simbolizan
la humanidad, representada en las doce tribus de Israel, , los
doce apóstoles, los doce signos de zodiaco. Una totalidad, donde esta
mujer, única, la gran madre que concibe, la Virgen como símbolo de unión e integración de las polaridades femeninas y masculinas, el cielo y la tierra, el cuerpo y el espíritu, da a luz a la humanidad.
El origen de
la palabra virgen para muchos lingüistas es incierto. Viene del latin Virgo. Otros
plantean que representa la unión de la partícula Vir del latin virilis refiriéndose a la virtud,
lo viril, virilidad, vigor como representación
de fortaleza, normalmente atribuido a lo masculino; en unión con la partícula Gyno
refiriéndose a lo femenino dado que de ahí deriva las palabras gineceo, ginecología
(estudio de la biología de la mujer).


Expresando
la unión del Cielo ( enunciado por el ave y la plumas Quetzal, y los principios
espirituales) y la Tierra (el cuerpo físico
simbolizada por la serpiente Cóatl)
Podemos encontrar muchas paralelos entre la cultura china y la Tolteca o Maya. pero ese es tema de otro artículo.
Regresando
tanto al caduceo como al taijitú, representado
por la unión de Nüwa y Fuxi, la forma en la que se los ve entrelazados, devela
la similitud de ambos símbolos a la conocida espiral en doble hélice de la
cadena de ADN. Como un código inteligente de acoplamiento estructural.
En mi opinión, ambos representan no solo el despliegue de la vida misma desde el punto de vista biológico, sino también una clave en el desarrollo y evolución de la consciencia. Donde cada punto de encuentro es el giro de un continuo y eterno movimiento ascendente a niveles superiores.
En mi opinión, ambos representan no solo el despliegue de la vida misma desde el punto de vista biológico, sino también una clave en el desarrollo y evolución de la consciencia. Donde cada punto de encuentro es el giro de un continuo y eterno movimiento ascendente a niveles superiores.
A partir a aquí vemos como la representación del principio de dualidad, inherente a lo humano, presente en las distintas tradiciones y a lo largo de la historia nos muestra que somos Uno con el Todo. Donde ese Todo se nos devela a través de cada una de sus partes. Solo es cuestión de contemplarlas, comprenderlas y amarlas como cada tradición las expresó.
Hasta la próxima.
Laura Paradiso