Desde
algún punto estamos convencidos que los acontecimientos de nuestra existencia son
azarosos y que las personas que aparecen en nuestras vidas, ya sea que nos atraigan o nos causen rechazo, son totalmente independientes de nosotros.
Hemos
sido educados en el condicionamiento de creer que el mundo externo no tiene
conexión alguna con nuestro mundo interno. Creemos
que nuestra voluntad debe imponerse y que los demás son responsables de
nuestras limitaciones. Es entonces cuando proyectamos sobre el mundo los
contenidos desconocidos de nuestra psique
y nos enredamos en ellos, no solo padeciéndolos nosotros mismos sino causando
sufrimiento a los demás también.
En el I Ching así como en la mayoría de los considerados lenguajes sagrados, lo
que sucede “afuera” nuestro, en el mundo, y lo que sucede “dentro nuestro” en la psiquis,
son dos lados de una misma realidad y si
se mueve uno el otro también lo hará.
El Impedimento (hexagrama 39) |
“Sobre la montaña se encuentra el agua: la imagen del impedimento. Así el noble se orienta hacia su propia persona y va formando su carácter."
"Las dificultades y los obstáculos arrojan de vuelta al hombre hacia si mismo. Pero mientras el hombre común busca la culpa afuera, es decir en los otros hombres, y acusa su destino, el noble busca la falla en sí mismo, y en virtud de este ensimismamiento el impedimento externo se transforma para él en motivo de formación y enriquecimiento interior.”
Es
una ilusión considerar que lo que nos
está pasando, ya sea que nos guste o no, no debiera suceder. Estas situaciones, tienen en sí mismas un contenido que de alguna manera nos
representa.
El punto radica en intentar asimilar la situación. ¿Pero Cómo? Creo que como primera medida bajando el
disparador automático que es nuestra reacción. Y a partir de ahí poder preguntarnos
que nos trae esta situación, ¿de qué nos está hablando ese hecho? ¿que necesito
comprender de mí?
El
I Ching insiste a lo largo de todo su texto en la necesidad del conocimiento de
nosotros mismos. Nos invita a meditar sobre lo que hacemos y lo que nos ocurre.
Si
algo nos sucede, es porque algo nuestro se está poniendo en juego en ese acto. De qué sirve pensar que podría no haber
sucedido. O preguntarnos ¿qué hubiese pasado si yo…? Sucedió y en ese
acontecimiento reside un secreto que de ser comprendido se convertirá en la
base donde apoyarnos para seguir creciendo. Conduciéndonos, seguramente sin que lo advirtamos en ese momento, a un nuevo estado de equilibrio.Comprendiendo que cada vez que reaccionamos mecánicamente a las situaciones de nuestra vida, permanecemos encerrados en nuestro propio circuito fragmentado y repetitivo.
Este
proceso, que podemos denominar el “pararnos sobre el impedimento” comienza en el momento donde espontáneamente podemos preguntarnos ¿Para qué me pasa esto?
En lugar de preguntarnos ¿Por qué me pasa esto?
Hasta la próxima.
Laura Paradiso
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