Cuando consultamos el I Ching a través de una tirada, los hexagramas que recibimos como respuesta habitualmente se refieren al modo en que nos relacionamos con los acontecimientos y circunstancias actuales de nuestra vida. O, a la manera a en la que necesitaremos adaptarnos a los sucesos por venir. El I Ching siempre nos dará como respuesta lo que necesitamos escuchar en el momento de la consulta para nuestra evolución,
proponiéndonos generalmente ampliar nuestra mirada del asunto en cuestión.
Es importante que la consulta sea concentrada y concreta sobre un tema determinado. El sistema estará influenciado por el momento cosmológico y
personal del consultante, dando a luz una imagen en forma de hexagrama cuyo contenido nos informará de lo propicio o lo probable según las circunstancias
"...Cuando realizamos correctamente la pregunta es como si la respuesta estuviese al acecho"
Toda pregunta clara lleva en si misma la respuesta. Por lo general uno dirige las preguntas hacia si mismo, y en uno mismo está la respuesta. De ahí la sabia inscrip
Rudolf Ritsema y Stephen Karcher dicen:
"... El I Ching es una guía para tomar decisiones en aquellas situaciones en que el flujo de la vida está perturbado. Te ayuda a ver las fuerzas que están operando, cómo pueden desarrollarse y de qué modo te es posible relacionarte con ellas. Descompone tu punto de vista y abre nuevas visiones esclarecedoras…”
El impulso de consultar, generalmente surge cuando nos sentimos enredados y superados por una situación que excede los métodos que utilizamos habitualmente para resolver o encarar situaciones.
El I Ching lo que hace es darnos una posibilidad, una salida o una mirada más amplia que para nosotros hasta el momento no había sido posible de contemplar.
Uno muchas veces corrobora una postura a través de una consulta y otras veces, yo diría que la mayoría de ellas, lo que hace es ampliarnos la mirada y la perspectiva de la situación.
¿Que sucede si no entendemos la respuesta que nos da el I Ching?
Quizá la pegunta que hicimos sea muy amplia y por eso no comprendemos. Siempre tenemos la posibilidad de reformular la pregunta para que esta sea más clara en nosotros mismos. O pedir una aclaración. Que no es lo mismo que repetir la pregunta porque no nos gustó la respuesta.
Cuando atravesamos por situaciones difíciles uno se embarulla. Por eso lo primero es intentar aquietarnos y preguntarnos qué es lo que necesito saber.
Desde este lugar es que podemos decir que la pregunta es el punto de contacto con lo desconocido. Nos permite abrir y enfocar el espacio para acercarnos a lo que está más allá de nuestra conciencia fragmentada por la duda.
Intentando por un instante dejar de lado ideas preconcebidas solo desde el punto de vista racional y conocido. Para dejarnos invadir por la simbología del hexagrama, su poética y su sabiduría. Permitiendo que esas imágenes ingresen en nosotros dando lugar a una nueva mirada. es por eso que:
Las Preguntas son las llaves que permiten el acceso a los lugares mas profundos de nuestra psique.
En este proceso nos ponemos en contacto con nuestro “Ser” que es quien verdaderamente tiene todas las respuestas y siguiendo sus consejos o advertencias permitimos que él opere. Acercándonos a nuestra singularidad con su magnífica sabiduría.
El I Ching puede abrirnos a una perspectiva más amplia y profunda. La responsabilidad y la decisión siguen estando en nuestras manos.
Algunos puntos a tener en cuenta:
*Evitar las generalizaciones en las preguntas.
Las preguntas demasiado amplias tanto en tiempo como
en contenido, del estilo “que va a pasar este año” darán respuestas demasiado
amplias y por consecuencia difíciles de interpretar.
*El consultante es un sujeto activo.
La Persona cuando llega a la
consulta por lo general trae una duda o preocupación. Nuestro objetivo es
colaborar para que ella tenga una perspectiva más amplia del asunto en cuestión
y amplíe su mirada. Al trabajar con el miedo, haciendo pie en el conflicto en
si perdemos la posibilidad de ver que generó esa situación, de que está
hablando la situación en sí, que tiene que aprender la persona y que puede
hacer al respecto.
*El consultante es un sujeto activo.
Si realizamos una lectura de I Ching a otra
persona. Construimos juntos la pregunta, intentando a través del diálogo con el
otro despejar la cuestión. En este punto es fundamental la escucha. Seguramente
la persona comience a hablar del tema que la preocupa. Déjenla hablar hasta que
en un momento surja espontáneamente la pregunta. Al principio aparecerán un
montón de cosas aparentemente desorganizadas. Y una vez que se calma la
necesidad de contar, aparece como un pequeño filtro. Uno lo que hace es acotar,
ayudar intentando organizar y así construir juntos la pregunta. Luego en la
lectura, nosotros acompañaremos a la
persona en el proceso de interpretación, dado que las preguntas están
destinadas a que la persona amplíe conciencia y es en ella en quien tiene que
resonar la respuesta. Como el viento. ¿Recuerdan el trigrama del viento? Este
lo que hace es despejar y lograr comprender suavemente.
*No trabajamos con el miedo.
Si
trabajamos con el temor del otro, haciendo pie en el conflicto, nos apropiamos
de su libertad y sin darnos cuenta, entregamos la nuestra. A partir
de ahí la persona deja de ser un sujeto activo y se transforma en
víctima de la situación. El miedo la detiene dejándola en un lugar de
impotencia. En ese instante y quizá sin advertirlo, perdemos la intención de
ayudar y empezamos controlar. El control siempre consecuencia del temor.
Quizás
no podamos agotar el tema en una consulta, y necesitemos varios hexagramas,
pero siempre algo de claridad podemos obtener y aportar a otro. De esta forma
lo que hacemos es trabajar, para persistir en un estado de libertad y obtener
un punto de vista más amplio de la situación en cuestión.
*No somos víctimas
de la situación.
El
I Ching nos permite preguntarnos. Qué podemos movilizar en nosotros para
encausar, resolver o ayudar en determinada situación. Nos preguntamos ¿Qué
puede hacer la persona? ¿Qué tiene que aprender con esta situación? Qué puede
movilizar para facilitar..., y qué puedo aportar yo.
Cuando
uno se hace cargo de una situación deja de ser una víctima y se transforma en
un sujeto activo.
Si
salimos a la calle y se nos cae una maceta encima muy fácilmente nos pondremos
en victimas. Uno no siempre tiene que hacer algo en particular para que las
cosas sucedan. Pero estén seguros que ese hecho aparentemente desconectado nos
está enviando a algún lugar que si no fuera por la maceta no lo contemplaríamos
siquiera. Quizá simplemente sea parar unos días para hacer reposo y ponernos en
contacto con otra cosa. Y si lo único en que pensamos es ¿Cuándo se nos pasa? O
¿Por qué a mí? Nos perdemos la oportunidad, cuando en realidad, parte de la
riqueza del I Ching es ver que podemos movilizar en nosotros, preguntándonos ¿para
qué?, en lugar de ¿por qué, me pasa esto?.
Quizá la indicación sea justamente esperar. Y en
ese caso tendremos que aprender a respetar a que se cumplan los plazos, o el
tiempo necesario, para que la situación
se encause, sin que por eso seamos victimas de la misma.
*Evitar
las preguntas que fuerzan a que la respuesta sea un si ó no.
El si y el no son
muy relativos. Si estructuramos las preguntas como para no esperar si o y no,
La consulta se enriquece, ya que nos invita a reflexionar sobre una situación.
Además, estamos queriendo forzar un sistema que tiene 64 posibilidades a que
diga, sí o no de una situación particular.
*Dar un marco temporal a la pregunta.
Puede ser de gran ayuda dar un marco
temporal a la pregunta que realicemos.
Si consideramos que el I Ching es “El Libro de los cambios”, podemos
afirmar que nada permanece en un estado determinado más allá del tiempo que le
corresponde. El Sol se oculta y los días
se trasforman en noche. Las nubes y las tormentas no duran eternamente, las
heridas cicatrizan y a la oscuridad del invierno siempre es seguida por una
nueva primavera.
Ya sea días semanas o meses, les recomiendo
no excedernos de 6 meses en el marco de la pregunta. Pensemos que la naturaleza
maneja periodos de movimientos intermedios y en medio suceden muchas cosas.
Hasta la próxima
Laura Paradiso
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