miércoles, 7 de septiembre de 2011

La cualidad del Tiempo en el I Ching


Los occidentales por lo general tenemos una concepción lineal del tiempo y nuestra mirada hace que lo veamos como si fuese un sólido. Ese es el motivo por el cual, es considerado un bien finito. El tiempo tiene una valoración, dado que cuanto mayor es la cantidad de cosas que puedo realizar en una hora, más eficiente y valorado soy. 

Para los orientales en cambio, el Tiempo es cíclico, tanto a escala humana como cosmológica. Lo conciben como un constante fluir. Confucio dijo junto al río refriendo al tiempo  “Es aquello que no cesa ni de día ni de noche”. 
La idea china de tiempo se entiende dentro de un espacio determinado -marco de tiempo- , por eso el I Ching la mayoría de las veces se refiere a la temporalidad o estacionalidad como cualidad de un momento.
Podríamos decir  “Es momento de…” (primavera - verano – otoño - invierno) teniendo en cuenta que el tiempo está siempre ligado a una cualidad, donde cada estación, cada momento permite ciertas actividades, hace posible ciertos resultados e impide otros. 
De esa forma determina si ese es un tiempo propicio -porque le es propio a mi esencia- o no para la realización de una acción, o si estamos actuando en correspondencia con él. 

Generalmente la sugerencia que recibimos, cuando realizamos una consulta al I Ching, es como fluir (como el rio) en ese tiempo, ya que él forma parte de un proceso y ese proceso es lo que da sustento tanto a las acciones que realizo como a las relaciones que entablo. Es por eso que en el Dictamen de Lo Creativo (hexagrama 1) podemos leer. 


“De este modo toda etapa alcanzada se convierte en preparatoria para la siguiente, y así el tiempo ya no constituye un obstáculo sino el medio para la realización de todo lo posible”.


El I Ching a través de su respuesta nos habla desde nuestro estado de conciencia en el presente. El aquí y ahora. Con lo que hoy somos y como nos encontramos situados respecto a esa pregunta.
Para determinar ese “tiempo - cualidad” el I Ching utiliza como metáfora los ciclos de la naturaleza en el devenir de un año.
Así, todo comienzo es análogo a la primavera y la mañana, los brotes tiernos. La plenitud estará dada por el verano y el mediodía, el fruto. El otoño es un momento de asimilación, discriminación desechar lo que no sirve a través de la poda, en correspondencia a la tarde. El invierno, en analogía con la noche, es un momento donde la planta despojada absolutamente del follaje aparenta estar muerta. Sin embargo se encuentra en estado de latencia.

La naturaleza de la realidad se encuentra abierta y por lógica consecuencia sujeta a permanente cambio. En cuanto al mecanismo celeste o movimientos del cielo, éste tiene sus planes y sus tiempos. 

Si consideramos que el I Ching es “El Libro de los cambios”, podemos afirmar que nada permanece en un estado determinado más allá del tiempo que le corresponde. El Sol se oculta y  los días se trasforman en noche. Las nubes y las tormentas no duran eternamente, las heridas cicatrizan y a la oscuridad del invierno siempre es seguida por una nueva primavera. 


(Fracción de la sexta clase de Introducción al I Ching “Modalidad a distancia”)

Laura Paradiso Astróloga y facilitadora de I Ching